Las
zonas rurales a menudo se definen en contraste con las zonas urbanas
(ciudades).
Mientras
que las áreas urbanas se caracterizan por su alta densidad, las zonas rurales
contienen niveles muy bajos de desarrollo con baja densidad de población (menos
habitantes por kilómetro cuadrado).
La
principal actividad económica en las zonas rurales es la agricultura, con
tierras de cultivo que constituyen gran parte del desarrollo rural.
Otras
actividades económicas llevadas a cabo en las zonas rurales serían la minería o
la extracción de recursos.
Aunque
históricamente los agricultores trabajaban en el campo sólo para su propia
subsistencia, la agricultura en el siglo 20 se convirtió en una empresa
rentable.
Los
avances en las prácticas agrícolas (como se explica en el tema 5.3.4)
significan que los agricultores puedan desarrollar más alimentos por hectárea.
Como
resultado, gran parte de los excedentes podrían ser vendidos de nuevo a las
ciudades para obtener un beneficio.
Sin
embargo, la Gran Depresión altero irreversiblemente la industria agrícola y
cambio las perspectivas de muchas personas de confiar en la agricultura como
única forma de obtener beneficios económicos.
Como
resultado, muchas personas se trasladaron del campo a las ciudades.
En
consecuencia, con la tendencia creciente de la urbanización, las zonas rurales
se han vuelto menos importantes para el desarrollo humano.
En
particular, la agricultura no es tarea fácil económicamente.
Se
requiere trabajar largas horas por poco dinero.
A
veces, los eventos climáticos extremos (tales como lluvias intensas o sequías)
pueden destruir cosechas lo que reduce considerablemente la rentabilidad de una
granja.
El
trabajo en la ciudad puede ofrecer una fuente más confiable de ingresos.
Además,
con las oportunidades de numerosos puestos de trabajo disponibles en la ciudad,
se tiene una mejor elección de las ocupaciones y mayores posibilidades de
obtener un ingreso más alto.
La
concentración de servicios vitales como salud y educación hace que las ciudades
sean un lugar más deseable para vivir.
No
es de extrañar que las ciudades hayan crecido sustancialmente en los últimos
cincuenta años.
Sin
embargo, esta tendencia de la urbanización ha impactado negativamente en el
medio rural.
Aunque
las zonas rurales pueden no ser zonas preferidas para vivir, siguen siendo una
importante fuente de producción de alimentos.
Con
la creciente preocupación sobre la seguridad alimentaria en el futuro, las
zonas rurales son fundamentales para asegurar que el mundo sea capaz de
producir suficientes alimentos.
Sin
embargo, como las áreas urbanas han crecido en importancia y atrajo a más
habitantes y actividades económicas, que también se han ampliado.
El
término “expansión urbana” se utiliza para describir las ciudades que se han
extendido más allá de sus límites anteriores y que invaden las zonas rurales.
Grandes
extensiones de tierras agrícolas se han utilizado para la vivienda o el desarrollo industrial.
Muchos
agricultores se han dado cuenta de que su tierra es más valiosa si se
desarrollan en ella vivienda, actividades comerciales, u otros usos. En
consecuencia, han vendido sus tierras a los desarrolladores por importantes
sumas de dinero.
El
abandono de zonas rurales a las ciudades ha creado una situación de desarrollo
espacial desigual.
La
importancia del desarrollo rural en lo que respecta a cuestiones de seguridad
alimentaria debe ser una reflexión considerable durante el siglo 21.
La
implementación del desarrollo sostenible requerirá que las tierras de cultivo se mantengan en los
próximos años y que las zonas urbanas se centren en la ampliación hacia arriba
en lugar de la expansión hacia el exterior.
Bibliografía:
Coutiño.Díaz,Reynol,(2007) edit. Mac.Graw Hill, México. Df
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