jueves, 12 de marzo de 2015

3.7 Democracia, Equidad, Paz, Ciudadanía

La legalidad supone, además, en términos democráticos, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. La ley pretende universalizar derechos y obligaciones y normar, en este caso, la vida política. Esa igualdad ante la ley -que trasciende las diferencias de riqueza, propiedad, sexo, religión, ideología- rompe con los privilegios estamentales y corporativos de las sociedades pre-modernas y pre democráticas, construyendo una nueva figura: el ciudadano.

Esa igualdad jurídica que no acaba con las desigualdades reales (y que algunas corrientes han considerado, por ello, una mera ficción), es el basamento a partir del cual se puede construir un entramado democrático soportado por hombres y mujeres que adquieren su reconocimiento como ciudadanos.

Al ser iguales ante la ley y al gozar de los mismos derechos, la competencia equitativa entre las distintas agrupaciones puede ser posible, pero además garantiza que independientemente del triunfo de unos u otros, el individuo seguirá siendo tratado igualitaria mente.

Ciudadanía en ese marco, el presupuesto básico es que existen en una sociedad moderna hombres con capacidad de discernir racionalmente entre las ofertas que se les presentan, que pueden contribuir con su opinión a la toma de acuerdos, que ellos mismos pueden agruparse para participar en los asuntos públicos y que como individuos gozan de una serie de derechos. En una palabra, que los individuos son considerados ciudadanos. La familiaridad que esta palabra ha adquirido hace pensar que los ciudadanos siempre han existido.

Sin embargo, parece necesario subrayar que la construcción de ciudadanos es un proceso histórico que precisamente se engarza con la modernidad y tiene su cabal expresión en un régimen democrático. El ciudadano, piedra de toque del edificio democrático, tiene una serie de derechos y obligaciones: derechos civiles, políticos y sociales, y obligaciones en esos tres terrenos. Los regímenes autoritarios precisamente suprimen algunos o todos los derechos ciudadanos.
Así, no es raro que los golpes militares, asonadas y cuartelazos sean inmediatamente sucedidos por la supresión de algunos de los derechos ciudadanos básicos, por ejemplo, el derecho de reunión, de asociación, de publicación, etcétera. A diferencia de otros regímenes, donde los individuos son considerados simples engranajes para la reproducción del orden imperante, en la democracia éstos gozan de una serie de garantías que son consustanciales a la forma de organización democrática.

El famoso político británico Winston Churchill dijo una vez: “la democracia es la peor forma de gobierno, excepto todas las demás que se han probado.” Esta cita parece tener algún mérito hoy en día, con todos los problemas aparentemente sin solución en el mundo y las crisis.
Sin embargo, a pesar de los problemas de hoy, el pasado fue definido por los monarcas que se preocupaba poco por sus súbditos, ya que esto propago guerra constante. Los líderes de hoy en el mundo occidental por lo menos son un poco mas responsables ante sus ciudadanos. La democracia se menciona con frecuencia como una piedra angular de la sociedad occidental.




A pesar de que toma formas ligeramente diferentes en lugares diferentes, su principal objetivo es dar a todos los ciudadanos en un estado particular, una voz en cómo su país se gobierna. Esto es sobre todo frecuente en la forma de elecciones, donde los ciudadanos votan por los líderes políticos que sienten que hacen el mejor trabajo.

Aunque no es perfecto, sigue siendo el sistema político más inclusivo de la historia y deben ser protegidos con el fin de garantizar un futuro más equitativo. El concepto de “ciudadanía” es a menudo considerado como un aspecto importante de una democracia en funcionamiento adecuado.
Los dos filósofos políticos contemporáneos Will Kymlicka y Wayne Norman indican los cuatro elementos de la ciudadanía: la ciudadanía como estatus legal, la ciudadanía como la identidad, la ciudadanía como la solidaridad y la ciudadanía como virtud cívica. La ciudadanía como estatus legal sugiere que para todos los ciudadanos de un país en particular se han determinado los derechos y deberes civiles que están protegidos por la ley.

La ciudadanía como la identidad se refiere al orgullo que sienten las personas por ser parte de una sociedad determinada. Ser un ciudadano les ayuda a dar sentido a la sociedad en que viven y lo ayuda a definirse como una persona.  La ciudadanía como la solidaridad es algo conectado a la ciudadanía como identidad, pero vincula esta identidad al grupo de alrededor de un individuo. Sirve como “cemento social” y ayuda a las personas conectarse con quienes los rodean.

La ciudadanía como una virtud cívica implica que todos los ciudadanos tienen una parte o acción de una determinada sociedad, y por lo tanto debe cumplir con ciertos derechos y responsabilidades como miembros activos de este grupo. Esto incluye ayudar en las comunidades, el tiempo de trabajo voluntario, o de votación durante las elecciones. Con el fin de ser un ciudadano exitoso en la sociedad, la persona debe asegurarse de que cumplen con cada elemento de la ciudadanía.
Sin embargo, en un mundo cada vez más globalizado, la ciudadanía no sólo debe detenerse en las fronteras de su país. El término “ciudadanía global” se refiere al concepto de la paz en otras partes del planeta, y activamente que las acciones de uno no infrinjan los derechos de los demás en todo el mundo. Que representa una preocupación ética por toda la humanidad, y la comprensión de que todos los seres humanos están conectados y compartir un futuro común en el planeta tierra.

Para ser un ciudadano del mundo, una vez debe mostrar preocupación activa por el conflicto en el mundo y participar en actividades para aliviar algunos de los problemas del mundo. Aunque una de las formas más evidentes de cumpliendo como un ciudadano global implicaría el voluntariado en las zonas pobres del mundo, sino que también podría incluir cosas tan simples como la reducción de nuestra huella de carbono o la compra de productos producidos ética mente.

La ciudadanía global es un elemento fundamental para lograr un futuro sostenible (ambiental y social mente) ya que fomenta la colaboración activa entre todas las diversas poblaciones del mundo.




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