jueves, 12 de marzo de 2015

3.4.2 Indice de desarrollo social

El desarrollo social es un proceso de mejoramiento e igualación de las condiciones generales de bienestar de la población que permite una mejor calidad de vida y la reducción significativa en las brechas existentes en las dimensiones económica, social, ambiental, política y cultural, en particular, en aspectos como alimentación, salud, educación, vivienda, empleo, salarios y seguridad social, entre otros.

El desarrollo social también se conceptualiza como un camino de progreso hacia niveles de vida más elevados como los parámetros correspondientes a sociedades de mayor desarrollo, con una mayor igualdad de oportunidades y la consecución de los derechos humanos básicos. Aunque se acepta que el desarrollo social debe adecuarse a las condiciones socioeconómicas específicas de cada país, también existen algunos umbrales internacionales considerados “metas sociales deseables”.

Si bien existen diferentes interpretaciones, generalmente el logro del desarrollo social supone la disminución de la pobreza y la desigualdad en el ingreso. El desarrollo social también implica una valoración de los aspectos positivos a diferencia de los conceptos que destacan la parte negativa o de rezagos sociales como los de pobreza, marginación, exclusión o desigualdad. Este es un cambio de enfoque al poner el acento en las mejores condiciones de vida, absolutas o relativas.

En el marco del enfoque de los Derechos Humanos de segunda generación, establecidos en el Pacto Internacional los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), se encuentran los derechos al trabajo, la formación de sindicatos, la seguridad social, la salud, la alimentación, la educación primaria y secundaria gratuita, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios para lograr una vida digna. La mayoría de estos derechos se pueden ubicar en el espacio geográfico aunque no siempre existe la información necesaria para elaborar esta representación. Con el reconocimiento jurídico de estos derechos sociales, así como su cumplimiento se consolida la noción del Estado Social de Derecho.
En el proceso de consecución del desarrollo social el papel del Estado resulta fundamental como promotor y coordinador de las acciones de los actores sociales, públicos y privados. El Estado adquiere un papel central para garantizar los mecanismos de redistribución de la riqueza social hacia los grupos sociales y los espacios geográficos que se encuentran en desventaja o al margen de los beneficios del desarrollo. Este rol es estratégico frente a las desigualdades socioeconómicas históricas o coyunturales que, combinadas en el tiempo, producen brechas geográficas que limitan las opciones para mejorar la calidad de vida de la población y afectan el desarrollo nacional.

Para algunos autores, el desarrollo social, es decir, “el proceso de promoción del bienestar de las personas –se debe dar- en conjunción con un proceso dinámico de desarrollo económico” (Midgley, 1995). El crecimiento económico se asume entonces como una condición necesaria, aunque no suficiente, para alcanzar el desarrollo social. Y también se llama la atención sobre la calidad de dicho crecimiento, en el sentido de que éste sea incluyente, equitativo y que contribuya al desarrollo social, asimismo se incorpora su carácter sustentable.

En México, los derechos sociales fundamentales están establecidos en la Constitución Política de 1917, en particular en los artículos 3°, 4°, 25 y 123, así como en las sucesivas reformas a la protección social. No obstante, hay discusión sobre la forma de garantizar el cumplimiento de tales derechos y sobre los umbrales mínimos correspondientes a cada uno de ellos. En los términos de la Ley de Desarrollo Social del Distrito Federal, Artículo 3, Fracción VI, el desarrollo social “es el proceso de realización de los derechos de la población mediante el cual se fomenta el mejoramiento integral de las condiciones y calidad de vida” (Gaceta Oficial DF, 2000).


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